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MARTES DE CENIZA

EL LÁPIZ DEL CARPINTERO

EL LÁPIZ DEL CARPINTERO

Desconocía que Manuel Rivas (La Coruña,1957) fue socio fundador de Greenpeace en España, o que la maravillosa película de Jose Luis Cuerda "La Lengua de las Mariposas" está basada en un relato suyo.  

El desconocimiento no es bueno.  A veces.  Esta es una de ellas. Descubro a un autor que escribe mayoritariamente en su lengua natal (colaboraciones en castellano para El País) cosas tan absolutamente expcecionales como "El lápiz del carpintero" (1998) una historia sobre la guerra civil que no es sólo una historia de guerra, que también, sino una historia germinada para ser contada, una especie de cuento que crece según se va leyendo, crece mucho, y se convierte en un legado hermoso, incomparable, sin dulzura, pero repleto de poesía hasta en las comas.

No he visto la película de Antón Reixa y protagonizada, entre otros, por Luis Tosar o Nancho Novo.  No la quiero ver. He visto el libro, un argumento fácil de reproducir, uno de esos ambientes que cuando quieres darte cuenta (si el tema central te interesa más a mi favor) te permiten ser espectador y no perderte detalle.  Porque es un libro con una importante trama narrativa en la que se entrelazan personajes condicionados por el momento histórico, vencedores, vencidos, víctimas, verdugos, ciudades pequeñas, pobreza, amores... y esa dignidad árida y fría propia de los finales que no pueden elegirse, pero además de todo eso es un libro de gestos sutiles y detalles pequeños que lo enriquecen profundamente, que marcan la diferencia y lo hacen grande, especial y grande.

Se lee en un par de momentos, se queda escaso porque resulta breve, de tan ávidamente como puede leerse.

"El lápiz del carpintero" a nadie puede dejar indiferente.  Es un reto, comprensión lectora y memoria. Todo un ejercicio de aprendizaje.

Revivimos eso de que si no se puede elegir lo que nos sucede sí nuestra manera de enfrentarnos a ello.  Resulta fundamental, nos convierte en supervivientes, aunque suponga a veces una condena, una huída hacia delante.

El lápiz (un auténtico lápiz de carpintero) va cambiando de manos, es el enlace, el testigo y el nudo de una historia que nos llevará a conocernos mejor en un presente contínuo que no se detiene.

Qué suerte la mía cuando por fin me decidí a leerlo. 

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