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MARTES DE CENIZA

"ANDRAJOS"

"ANDRAJOS"

 

"Mi madre murió el día de mi cumpleaños. Venía por el pasillo a oscuras sosteniendo la tarta, con sus dieciocho velas encendidas. Mi padre y yo esperábamos sentados en la mesa del comedor, y mientras él cantaba el cumpleaños feliz yo sonreía sin quitar los ojos de aquel pastel luminoso.
De repente, las pequeñas llamas comenzaron a descender a toda velocidad hasta estrellarse contra el suelo, y el ruido de un gran golpe retumbó en toda la casa. Era el cuerpo de mi madre al impactar contra las baldosas, sufrió un infarto cerebral, nunca más se despertó, tenía treinta y cinco años."

 

Así comienza "Andrajos", la novela que Alicia Ordiz, asturiana y periodista, escribió en mes y medio. Historia de máxima popularidad actualmente entre los lectores digitales, red por la que se propaga como llama al viento y esa es la idea, claro, la intención de todo lo que cuenta, que es muchísimo... que se sepa, que todo el mundo se entere.

En este blog http://cajeraestresada.blogspot.com.es/2015/02/resena-andrajos-alicia-ordiz.html encontraréis una interesante entrevista donde Alicia Ordiz no se considera todavía escritora, sino autora de la novela que ha autopublicado y de las otras tres que verán la luz en breve.

Subirse a "Andrajos" es una atracción de Parque, agárrate, despegas, vueltas y más vueltas, ochos, curvas imposibles, paisajes nublados, trompicones, volteretas, no te sueltes, de lado, de frente, de espaldas, gente que grita, gente que salta, gente que se queda... de repente frenas, te detienes, suena una sirena, el viaje ha terminado, miras a tu alrededor, no sabes muy bien lo que ha pasado pero tienes claro que te has metido en algo diferente, algo que prometía serlo, y que por momentos lo ha sido.

Tiene precipitación la novela, a veces intencionada, otras no. Precipitación, ganas, emoción y vida. Es una colección de muñecas rusas, una dentro de otra y dentro de otra que a su vez está dentro de otra más... vagones encadenados sin tregua, sin un contenido literario rico en descripciones y matices, bien estructurado, con intención poética... nada de eso, un cubo de agua helada en cada esquina, palabras que son hechos, palabras sumadas a palabras que son sucesos, acción, la vida que no se detiene y que no hace falta explicar demasiado porque todo el mundo sabe.

La historia de Elena en presente, y la de su madre, Carmen, en pasado, se entremezclan y cruzan como la enredadera, con intención de ver la luz, y de respirar.

Tiene mucho deseo "Andrajos", muchas ganas de querer presentar a unos personajes que casi se desdibujan un poco, en medio de un caos bien sostenido, controlado, en ocasiones demasiado "dulce" (he visto algunas secuencias a lo "Pretty Woman", que te hacen sonreir porque son las menos, y porque en medio de la gran telaraña que es la novela suponen licencia otorgada), que te captura desde el instante de la tarta hasta el final, en un trayecto de alta velocidad, intensísimo (impecable en estaciones de paso como el fragmento en el que la protagonista se convierte en una persona sin hogar) y sobre todo entrañable, porque de nada se sale solo, nos apoyamos los unos en los otros, buscamos la mano amiga, la mirada directa, la palabra precisa.

Sólo la humanidad nos salva de la humanidad.

Se sabe poco de Alicia Ordiz, pero estoy convencida de que llegaremos a saber mucho más, porque no se va a convertir en cualquier escritora. Su manera de contar las cosas tiene un brillo y un ritmo especiales, abiertos y diáfanos.  Para no pestañear.

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