Blogia
MARTES DE CENIZA

CUENTOS

CUENTOS

Igual que hay que comer de todo para mantener una alimentación equilibrada, hay que leer de todo, fundamentalmente para decidir con qué nos quedamos, y para permitirnos el lujo de decantarnos por uno u otro género según nos de el aire.

No estoy de acuerdo con la catalogación "Cuento infantil", dentro de este imenso y diversificado  hábitat encontramos historias que podrían encajar perfectamente en el "pshycotriller", moralejas despiadadas y deshumanizados ambientes que poco tienen que ver con el mundo Disney...  Quiero decir que los cuentos infantiles no deberían ser exclusivamente para el lector-niño, porque si es cierto eso de que todos llevamos un niño dentro hay que seguir alimentándolo, ponernos en su piel y contarnos lo que siempre nos ha gustado que nos contaran.

Las posibilidades son infinitas, el cuento tradicional tiene ganado su espacio por veteranía y derecho propio, pero hay miles de obras en el mercado que nos hablan a todos de multiculturalidad, educación en valores, intercambio de roles... cuentos para que aprendamos todos, sonriamos y nos quedemos con la boca abierta.  Hay que recuperar al pequeño lector, que se nos quedó atrapado como Pinocho dentro de la ballena,  e ingerir con entusiasmo toda la belleza del cuento actual, para transmitirla y contagiarla.  Porque las buenas narraciones son islas paradisíacas a las que siempre retornaremos.

"Señor Nimbo y la Máquina de nubes" es un cuento de Nuria Rodríguez publicado en Sieteleguas Ediciones. Esta editorial destina parte del importe de sus libros a un proyecto educativo en Bolivia, e imprime en papel ecológico.  "El trabajo del Señor Nimbo consistía en fabricar nubes con su máquina y repartirlas por el mundo con su bicicleta voladora..."  Aparece una bruja, y hasta una recomendación para comprender porqué nunca llueve a gusto de todos.

"Yago, el cocodrilo vegetariano" de Ignacio García-Valiño y Carles Árbat, de Buchmann Ediciones, incluye CD con la narración contada por el propio autor.  "Yago tenía siete años y su gran problema era que no le gustaba la carne, ¡qué deshonra para la familia!, ¡un cocodrilo vegetariano!".  Los demás cocodrilos le llamaban "Cacadrilo", hasta que conoce a alguien tan diferente como él , que le ayudará a ver las cosas de otra manera como sólo puede hacerse a través de la amistad...

En fin, ejemplos hay miles, sólo hay que perderse por las estanterías dedicadas al público infantil, admirar las ilustraciones, los títulos, esos cuentos que ofrecen la posibilidad de ser exclusivamente leídos en completa oscuridad, otros que llevan imanes, abalorios, acuarelas... hay para todos los gustos, personalmente yo me iría cargada hasta las cejas, porque el partido que se les puede sacar es tremendo. 

Confieso que mi posesión más valiosa son los libros, especialmente los cuentos.

0 comentarios