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MARTES DE CENIZA

UNA NOCHE EN EL TEATRO

UNA NOCHE EN EL TEATRO

Una noche en el teatro se espera, cuando menos, que sea eso.  Una noche en la que el teatro respire su esencia pura de espectáculo incomparable.  Anoche, el Teatro Principal de Zaragoza, con ese público suyo tan especial, tan difícil de contagiar (se dice lo que quizás se diga de todos los lugares, que si aquí triunfa un estreno tendrá el éxito asegurado en todo el país), recibió con un lleno total la última función de "Una noche con Gabino, ocho años después".

Que Gabino Diego (Madrid, 1966) es el graciosillo feo de cualquier pandilla ya lo sabemos, encasillado, creo que por suerte, en el papel permanente de bobo o menospreciado, y digo por suerte porque borda el personaje hasta la linde de la ficción-realidad... ¿cuanto pone de cada?

Gabino es un gran cómico, histriónico lo justo, adecuadamente disperso, capaz de establecer un monólogo de casi dos horas basado en sus propios arquetipos, en las críticas negativas que ha recibido y en su permanente lastre de "chico desafinado".  Un lastre al que le dio la vuelta con la maestría de los pillos, y que le hizo estar en el momento oportuno y en el lugar adecuado cuando en 1983 Jaime Chávarri lo escogió para el primer gran personaje de su carrera en "Las bicicletas son para el verano".  Las críticas fueron demoledoras con él, pero al gran Fernando Fernán Gómez le pareció que aquel chico podía servir, y en contra de los profesores que Gabino había tenido en varios colegios y que lo calificaban de hiperactivo o disléxico, Don Fernando acertó.

Yo fui a ver al Gabino de Cha-cha -cha o Los Peores años de nuestra vida,y lo encontré como encontré otras facetas suyas, todas dentro de un showman que resiste a la prueba de la soledad sobre el escenario como pocos lo harían, que te conmueve e increpa desde la dulzura de chico pinchadiscos y hombre que quisiera pasar desapercibido sin lograrlo, porque hay algo en él, una genialidad única, de andar por casa, pero absolutamente personal e intransferible, que lo identifica.

Por este espectáculo recibió el Fotograma de plata al mejor actor de teatro en 2005, y el Goya al mejor actor de reparto en 1990 por Ay Carmela.

Me da que al chico que quería llegar a Hollywood y llegó poco le importa la parafernalia de la fama y los premios, aunque a nadie le amargue un dulce.  Gabino en las distancias cortas ha de ser un tipo extraordinario, y un gran amigo.

Pero ante todo Gabino Diego demostró anoche lo que ya presentíamos, ser uno de los grandes de la escena española.

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