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MARTES DE CENIZA

LA SERIE DE MI VIDA

LA SERIE DE MI VIDA

"Cuéntame cómo pasó" está en pantalla desde 2001.  Sus comienzos se centran en la plenitud de los 60, esa época dorada que añoro sin haberla conocido y cuya música me atrae y divierte como pocas cosas (la melodía de mi teléfono móvil es el genuino "Estando contigo" de Marisol, para chanza sin disimulos de quien me rodea).  En el primer capítulo Massiel ganaba Eurovisión y Carlitos, el hijo pequeño, ese que en la actualidad de la serie, ya centrada en los ochenta, tiene un pub y escucha a Gabinete y a Kaka De Luxe, era un crío de pantalones cortos que jugaba en el solar del barrio, dentro de la cabina de un camión abandonado, su hermana mayor trabajaba como peluquera pero quería ser hippy, la abuela suponía el cimiento principal sobre el que se asentaba la familia, la madre cosía pantalones en casa y el padre, ese siempre irresistible Imanol Arias, trabajaba en el ministerio y no tenía canas ni imaginaba entonces (posiblemente los guionistas tampoco) que acabaría siendo empresario, y un alto cargo de UCD con un hermano comunista, y unos amigos del barrio que nunca, a pesar de los pesares, dejarán de serlo.  También había un hermano mediano y periodista que en el último capítulo retransmite ni más ni menos que el golpe de estado del 23F, y que al principio tiene un lío con una vecina de la edad de su madre y después otro con una compañera de Universidad de familia pudiente, y Toni no les gusta, y su amor, porque esto es una serie que se parece mucho a la realidad, es imposible.

En once años de capítulos han pasado demasiadas cosas, es televisión, y se han intensificado y dilatado las historias de manera extraordinaria (de hecho la abuela tendría que haber rebasado su primer siglo hace tiempo, y ni por la hija pequeña ni por la mayor pasan los años, han vivido un corralito, un querer y no poder que les llevó al barrio de Salamanca y a tener muchacha de servicio, para tener que regresar con las orejas gachas al minipiso de San Genaro, Ana Duato, ideal es su papel de Mercedes, ha sobrevivido a un cáncer, a una tienda de ropa, a la peluquería, al infarto de su marido, a su carrera tardía de económicas, a su nieto, ese hijo de un ex-cura y de su hija mayor que también pasó por la adicción a la heroína...), en fin, que los guionistas han ido tirando de un hilo productivo, porque la historia de Los Alcántara ha rebasado todos los índices de audiencia.

Si interesa tanto y después de tanto tiempo ha de ser por algo.  A mí me recuerda, de una manera calcada, episodios de mi infancia y mi adolescencia, detalles que se quedaron en la trastienda de la memoria, y que han vuelto como una ráfaga, impulsados por el "Cuéntame": los olores, las calles, el mercado, los balcones, la vida de barrio, las tiendas, los bares, la indumentaria... el trabajo de la serie es de una recreación fiel.  Creo que necesitábamos este repaso histórico, este ejercicio de volver atrás a perdernos en los detalles, a revivir ciertas emociones que, personalmente, me han hecho muchas veces, reir y/o llorar con los créditos finales.

La interpretación en general me parece magistral, se han convertido en gente de casa, personajes del alma similares a alguien que conocimos, a alguien que fuimos.

No sé qué resortes toca, puesto que hay a quien esta serie ni le convence ni le mueve nada, pero a mí me cautiva, me conquista, me la creo, y la espero y la pienso, como algo que forma parte de mi vida.

El último capítulo (el primero de esta temporada) se centra en el golpe del 23F de 1981 (a propósito de semejante hecho recomiendo, para reconstruir con exactitud lo que ocurrió y comprender algunos porqués, "Anatomía de un instante", de Javier Cercas), y sentí de nuevo, como en otros jueves frente al televisor, ese vértigo en la boca del estómago al empatizar con la incredulidad, el miedo, la espera, ese modo de escuchar la radio y de asomarse a la ventana... llenar la despensa como si se acabara el mundo, y aparecer por las pupilas de la gente mayor el fantasma nunca extinguido de nuestra maldita guerra...

Al equipo entero le doy las gracias porque han conseguido una serie de calidad centrada en un contexto socio-político de una época crucial, retratada con una fidelidad y un respeto conmovedores.

Sentiré que se acabe, se apoya mucho en la nostalgia y conmigo tienen presa fácil, quizás me compre los DVDS, cómo les explico yo si no, a los que vienen detrás, que existió la mili, los parroquianos de siempre en los bares, la militancia de parroquia, los seiscientos, las vespinos, los autobuses que llegaban hasta los pueblos con el equipaje dando botes en la parte superior, los TBO, Elena Francis, Enrique y Ana, madalenas de horno, los grises, los rojos, los cuadros en el salón con venados perseguidos por perros dálmata atravesando un río, sin teléfonos móviles, ni PSP, ni Wii... otro mundo vaya, otro mundo diferente... si me hago con un soporte gráfico podrán creerme mejor y antes... yo seguro que me enrollo, y me dejo cosas importantes.

"Cuéntame cómo pasó" es tan real como lo fue entonces la vida, y nuestra manera de adaptarnos a ella.  Y se agradece el detalle, y el buen hacer.

2 comentarios

Ramón -

Y sabrás, Puri, que a esta serie le pasó lo mismo que a algunas grandes novelas, que van de editor en editor, si encontrar quien apueste por ellas... Fue rechazada por casi todas las cadenas y durmió varios años en alguno de los "cajones" de la 1 porque ¿a quién le podría interesar esa historia tan conocida y cotidiana?

cadenadeochos.blogspot.com -

Vi las primeras temporads pero luego por horarios y desganas perdi el hilo. Ahora, que el tiempo ha pasado y como siempre pasa te interesa saber mucho mas del pasado que cuando tenias 17 años pensamos en verla (él por primera vez) y yo para retomarla... y con este sensacional destripe que le has hecho creo que nadie se resistira a hacerlo.