MERCÉ RODOREDA
La primera lectura que me emocionó hasta las lágrimas fue "Platero y Yo", en una edición viejísima de tapas verdes y olor a rancio que encontré a precio de saldo en mi querda "Librería Pérez" del tubo Zaragozano.
La primera novela que me puso los pelos de punta y la emoción hasta el extremo también la compré en el mismo sitio, una traducción al castellano de "La Calle de las Camelias", de Mercé Rodoreda (Barcelona, 10 de octubre de 1908/ Gerona, 13 de Abril de 1983). Los nacionalismos me han importado siempre bastante poco tirando a nada, igual que las banderas, así que me empapé de la obra de Mercé Rodoreda en catalán, castellano o como cayese en mis manos, absolutamente maravillada con aquellos personajes de posguerra tan nítidamente poéticos y esos argumentos de enredadera y fino culebrón literario. La escritora más Universal de la narrativa contemporánea catalana se casó a los veinte años con un tío suyo, y para escapar de una vida conyugal nunca fructífera se dedicó a escribir, dando sólo como válida dentro de la producción de aquel tiempo su novela "Aloma", reescrita por completo en 1969. Consigue separarse en 1937 y se exilia a Francia dos años más tarde, dejando a su hijo al cargo de su padre. En 1960, en Suiza, unida sentimentalmente al crítico literario Joan Prat, escribe su obra más aclamada: "La Plaza del Diamante", protagonizada magistralmente en cine por Silvia Munt. De esa época en Suiza son tamibén "La Calle de las Camelias" y "Mi Cristina y otros cuentos".
En 1972 vuelve a Cataluña. Su amante ha muerto en Viena y ella se instala junto a dos amigas en un chalet de la provincia de Gerona, donde escribirá sus últimas obras, quedando inacabada la novela "La muerte y la primavera". Por su estilo y capacidad descriptiva se ha llegado a comparar su obra con la de Virgina Woolf. Las mujeres de sus narraciones, en apariencia frágiles, acaban teniendo una fuerza interior descomunal que se convierte en el eje de sus historias.
El instituto de Estudios Catalanes ampara la Fundación Mercé Rodoreda.
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