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MARTES DE CENIZA

2010= MIGUEL HERNÁNDEZ

2010= MIGUEL HERNÁNDEZ

En el año nuevo que ya asoma se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel Hernández Gilabert (Orihuela,30 de Octubre de 1910, Alicante, 28 de Marzo de 1942).  El último espacio poético mensual de este año se lo quiero dedicar a este poeta considerado por Dámaso Alonso como "genial epígono de la generación del 27". También, parafraseando a Pablo Neruda, considero que es un deber recordarlo a plena luz, sacarlo de su cárcel mortal.  Porque este hombre que dejó de estudiar por imperativo paterno para dedicarse al pastoreo, lector ávido, que logró formar una tertulia literaria junto a otros jóvenes en la biblioteca de su pueblo, y colaborar con las misiones pedagógicas, militante republicano, fue detenido una vez terminada la guerra y condenado a muerte en marzo de 1940 (pese a una primera puesta en libertad lograda por Pablo Neruda).  Enfermó siendo preso en el Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo.  Primero una bronquitis, complicada con el tifus y finalmente tuberculosis acabaron con la vida del extraordinario poeta a la edad de treinta y un años.

Quienes le conocieron cuentan que era un amigo incondicional, un defensor de la palabra y de las libertades.  En los primeros días del mes de Noviembre de 1936 las tropas franquistas bombardean Madrid quedando seriamente afectada la casa de Vicente Aleixandre; sus pertenencias y su extensa biblioteca se vieron reducidas a escombros.  Miguel Hernández consigue un salvoconducto para entrar en la zona bombardeada y allí lleva, dentro de un carro de mano, a su amigo Aleixandre en delicado estado de salud.  Pudieron recuperar muy pocas cosas, entre ellas la primera edición de "Canciones" dedicada por García Lorca.

Hace una breve escapada en medio de una guerra fraticida para casarse con Josefina Manresa en 1937.  En Diciembre de ese mismo año nace su primer hijo, que muere a los pocos meses y a quien dedica "Hijo de la luz y de la sombra", así como otros poemas recogidos en "Cancionero y romancero de ausencias".  Dos años después nace su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó desde la carcel las famosas "Nanas de la cebolla".

Por desgracia, fue uno más de los poetas, artistas y creadores a quienes sorprendieron una guerra y una posguerra que levantaron de cuajo y sin remisión sus profundas raíces y expectativas literarias.

La guerra terminó con muchas cosas y personas que nos hubieran hecho mejores, pero no pudo extinguir versos como estos:

Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan.

Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena.

Ausencia en todo aspiro:
tu aliento huele a hierba.

Ausencia en todo toco:
tu cuerpo se despuebla.

Ausencia en todo pruebo:
tu boca me destierra.

Ausencia en todo siento:
ausencia, ausencia, ausencia.

Miguel Hernández
("Cancionero y Romancero de Ausencias", 1938-1941)

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