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MARTES DE CENIZA

HACHES MUDAS

HACHES MUDAS

Carmen Gómez Ojea (Gijón, 1945) es una escritora excepcional.  Ya me lo pareció cuando a finales de los ochenta me topé con "Otras Mujeres y Fabia", Premio Tigre Juan 1981.  No se sujeta a cánones ni es previsible, aunque su literatura ronda mundos femeninos y suburbiales, escondidos, marginales, sirviéndonos el postre de los sin voz en la mesa repleta de literatura cómoda, estética y decorativa. 

Carmen Gómez Ojea es políticamente incorrecta cuando escribe, utiliza la realidad descarnada, la verdad de frente como un meteorito que cae a nuestros pies.  En "Haches Mudas" (Tinteo Narrativa, 2006) nos presenta a unos personajes invisibles que darán la vuelta a nuestro estómago desde la primera página, que no nos permitirán mirar hacia otro lado, porque nos sacuden la conciencia y exponen nuestras miserias. Es un libro que se escucha, que se respira, alejado de una novela entretenida, con fragmentos brutales, despiadados y a la vez cotidianos, urbanos, inverosímiles porque les pasan a otros, porque tal vez creamos que nosotros nunca seremos ellos, en el colmo de la incomprensión.

Personajes de nombres extraños (Chucia, Galaxia, Tene, Numa, Güija...) a los que todos podemos poner rostro, señalar donde duermen, como van vestidos, que nos demuestran lo sencillas que pueden ser las cosas si las vivimos en esencia, que nos hablan de quienes fueron, en qué se han convertido, y de lo mucho que se necesitan, porque se han elegido.

No es un libro cómodo, ni recreativo, levanta ampollas, y nos obliga a abrir bien los ojos.

Especialmente los del alma.

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