CAFÉ DE LEVANTE

Allí tuvieron lugar, como en La Recogida, el Niké o el Café de La Infanta muchas de mis tertulias adolescentes.  Porque éramos así de atípicos, y nos gustaba desmenuzarlo todo y hasta hablar de nada mientras nos mirábamos de reojo en los espejos intuyendo en qué nos iba a convertir el tiempo.

Los cafés de siempre han perecido ahogados en el mundo global, (Ambos Mundos, Europa, Gambrinus, Windsor...) ya no existen, y con ellos se extinguió también una parte de nosotros mismos.

El Café de Levante permanece, con sus cristaleras, su reloj parado, su horchata típica y todo lo que lo convierte en un espacio único y especial.

A finales del siglo XIX Agustín Charles abrió este café que se comunicaba con su tienda de ultramarinos, y lo bautizó así porque la cercana Puerta Del Carmen enlazaba la ciudad con la carretera de Valencia.  En los años siguientes, tras varios desahucios por la compra de las fincas en las que se ubicaba el café, la muerte de su propietario, herencias, reformas, etc, se reabre el 21 de Diciembre de 1977 en la calle Almagro, siempre muy cerca de donde habían venido celebrándose sus famosas reuniones y tertulias.

Hay que reconocer que las distintas sagas de propietarios han respetado fielmente el espíritu y la tradición del local, un lugar que ha recibido diferentes premios y galardones que lo acreditan como un establecimiento único. En 1995 celebró su centenario, editándose un libro escrito por Herminio Lafoz titulado "La vida o el Café de Levante".

Ójala pueda cumplir muchos centenarios más.