AMPARO POCH Y GASCÓN
En Zaragoza hay un Centro de Salud y una Asociación de Mujeres que llevan el nombre de Amparo Poch.
En esta ciudad no se conceden honores y distinciones así como así, ojo, que para predicar afectos y reconocer lo reconocible somo huracanados y aviesos, como el cierzo.
En el caso de Amparo Poch y ya inmersos en el Siglo XXI no quedaba otra que valorar la identidad de esta mujer nacida en Zaragoza en 1902, médico, publicista, protagonista de la lucha obrera, feminista y partidaria de la libertad sexual. En el centenario de su nacimiento el rector de la Universidad descubrió la placa que bautiza una de las salas del paraninfo universitario con el nombre de Amparo Poch. En ese acto de homenaje se presentó su biografía, escrita por Antonina Rodrigo. No en vano su carrera fue una de las más brillantes desarrolladas en nuestra facultad de Medicina (28 matrículas de honor), dedicándose después a la puericultura y a la formación de la mujer obrera en temas de higiene y educación sexual. Excelente oradora, escribe numerosos artículos para la prensa libertaria y colabora estrechamente con Federica Montseny en el Ministerio de Sanidad. En plena Guerra Civil y hasta su exilio, acoge en granjas-escuela a los niños refugiados provenientes de diversas zonas, y dirige en Barcelona la Casa de la Mujer trabajadora. En 1939, ya en Francia, sigue dando a conocer su ideario y socorre como puede a los millares de refugiados asentados en los campos de concentración. Dirigió el Hospital de Varsovia en Toulouse, lugar por donde pasaron numerosos combatientes españoles.
Antonina Rodrigo, estudiosa de la biografía de Amparo, cuenta de ella que era una extraña mujer de provincia, menuda y vivaz, solía vestir pantalón y usaba corbata, su actitud de mujer adelantada a su tiempo causó conmoción en su familia, cuyo padre, censor durante la guerra, destruyó las hojas de su expediente académico. Impensable que de una familia tan conservadora y religiosa (su madre nunca accedió a fotografiarse por considerarlo pecaminoso) surgiera una mujer con las ideas tan claras y un compromiso social tan entusiasta e inquebrantable. Rodrigo especifica que el mayor legado de Amparo Poch es que nos enseñó a pensar, expresó la necesidad de preparación de las mujeres y la creencia en la sexualidad como privilegio y derecho.
Como todas las mujeres que tuvieron voz y voto ante las masas durante la República, Amparo fue humillada, negada y rechazada al terminar la guerra. En Nimes y sin documentación era constantemente asediada por los gendarmes franceses, aún así se ganó la vida pintando sombreros y pañuelos, y participó en el movimiento de Resistencia contra los alemanes.
Murió en Toulouse un 15 de Abril de 1968, y su obra, eternamente innovadora y pedagógica, merecerá siempre ser difundida.
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