"UNA FORMA DE RESISTENCIA"
Sé que algunos-as, al comenzar a leer esta entrada sonreiréis, no sin cierto hastío, y miraréis para otro lado sin terminar de leer... "Otra vez vuelve a la carga con García Montero..." pensaréis... Pues ciertamente, cómo no podía ser de otra manera. A quienes me decís que no termina de convenceros la obra del gran poeta granadino sólo puedo responder que sigáis leyéndolo, que es imposible no sucumbir a alguno de sus versos, por no decir a casi todos.
Los mejores títulos del mundo de los títulos literarios los he encontrado en "Un Invierno Propio" (Editorial Visor, 2010): "El idioma, es, más o menos, la patria del poeta", "La poesía sólo existe como una forma de orgullo", "La tristeza del mar cabe en un vaso de agua", "El desorden funda la intimidad como los ríos suelen fundar sus caudales", "Los viejos cascarrabias son tan peligrosos como los jóvenes sin historia"... un libro extraordinario y especial, que merece la pena ser adquirido sólo por tener a mano esos títulos.
García Montero ha vuelto para emocionarnos con las pequeñas cosas. Y aunque esta podría ser una frase fácil y hecha corresponde a la realidad de lo que nos plantea, el amor, el recuerdo, la utilidad inútil de los objetos que nos acompañan a lo largo de los años, de las mudanzas y de los desencuentros, aquellos combatientes victoriosos que nos esperan en el mismo rincón y de la misma forma: la butaca de lectura, un souvenir, un espejo, una fotografía,la entrada de un memorable partido de fútbol, un cuaderno en blanco... "Un cuaderno en blanco no está vacío. Por eso es una invitación al futuro."
Y muchas más cosas que sirven de nexo y de excusa para contarnos de donde venimos, quienes fuimos, quienes estamos dispuestos a ser, sostenidos por los amigos, los hijos, el amor y la memoria convertidos en una corbata de Alberti, en un carnet de la Universidad o un billete de tren que hace tiempo vive convertido en marcapáginas.
La dignidad y la estética con las que escribe y describe consiguen que no me haya puesto a subrayar ni una sóla línea del libro, porque de haber empezado tendría hoy entre las manos un libro primorosamente rayado de principio a fin.
No lloro con facilidad, pero García Montero y Serrat consiguen rebatir, en un suspiro, lo que acabo de afirmar.
"... Pero vivir merece la pena, y el verdadero regalo es aprender a compartir la fragilidad de la vida, cuidar a los otros, que los otros nos cuiden. El amor a la vida es la tercera evidencia, el único refugio de la dignidad humana..." (pag.123)
Cómo quedarse impávido ante esto, cómo no echar a correr, y leerlo, y después que pase lo que tenga que pasar, pero que nos pille leídos.
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Virginia -