"LA BIBLIOTECARIA DE AUSCHWITZ"
Antes de nada y esta vez de manera decidida y no transversal, he de dedicar esta entrada a Noelia Jimeno, apasionada y apasionante lectora, narradora y persona, que no solamente sabe lo que lee y cómo lo lee, sino que lo habita, es como Dita Adlerova, una biblioteca con piernas y un hallazgo extraordinario.
"La Bibliotecaria de Auschwitz" de Antonio G. Iturbe (Zaragoza, 1967) es una historia que combina la realidad con la ficción porque ambas necesitan estar entremezcladas para poder digerirse.
El periodista trata con pulcritud la historia del "famoso", por desgracia, campo de concentración, sin suavizar la realidad de los hechos bien documentados presenta un argumento que a pesar de todo y aún sin saber bien como lo logra, resulta hermoso y enternecedor, quizás porque consiguió encontrar de modo fortuito y sorprendente a la auténtica bibliotecaria y eso contribuyó a afianzar la narración de una manera inapelable.
En Auschwitz la muerte resultaba por momentos mucho más esperanzadora que la propia vida. Absolutamente despreciable y fuera de toda lógica la crueldad, el ensañamiento y maltrato constante al que se vieron sometidas miles de seres humanos que no decidieron nacer donde lo hicieron ni protagonizar una guerra sin sentido que les arrebató su identidad.
"Es demasiado joven aún para saber que la felicidad no puede vencer a nada, que es demasiado frágil, que es derrotada siempre" (pag. 238)
"Se les está escapando esa edad en la que piensas que basta con desear las cosas para que sucedan" (pag. 184)
Teniendo todos los indicadores para el catastrofismo el libro siempre late. Siempre guarda un tragaluz pequeño, un secreto pequeño, un deseo insospechado, de los que germinan con tanta fuerza que resultan imparables no importa dónde.
La protagonista es una mujer especial en un lugar especial, único en el mundo y en el tiempo. Una adolescente con criterio y espíritu de lucha, capaz de aprender sin abandonar nunca, tiene luz, y tiene verdad, y con ellas llegará hasta el final que nunca deseó ni imaginó, a lo largo de un camino que la prepara para ser testigo incomparable.
La lectura resulta el ingrediente indispensable, la calidad literaria del argumento rueda en torno a la importancia de la cultura y la educación como salvavidas, esos libros prohibidos significan la rebeldía y la libertad, la posibilidad de seguir siendo nosotros mismos en un ambiente inhóspito y deshumanizado, eligiendo, volando a través de la fantasía, necesaria entre tanta miseria, fundamental para evitar el odio o la locura, para no ser como los torturadores.
"En ese lugar tan oscuro donde la humanidad había llegado a alcanzar a su propia sombra, la presencia de los libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras sonaban más fuerte que las ametralladoras. Una época extinguida." (pag.31)
"Varios profesores que conocían a fondo alguna obra literaria se habían convertido en personas-libro. Rotaban por los disntintos grupos para contar a los niños historias que se sabían casi de memoria." (pag.30)
Me sigue fascinando cómo la vida nos transforma en las situaciones límite, capaz de sacar lo mejor y lo peor del ser humano... germinando siempre, aunque a veces resulte tan difícil. Porque el dolor es un parásito indestructible, no trae pan bajo el brazo, ni reglamento de convivencia.
"La Bibliotecaria de Auschwitz" es una historia de la que aprender.
No es como tantas, ni se parece a ninguna otra de las que yo haya leído enmarcadas en esa época. Su propuesta de evasión literaria la hace única, tan única como Dita Adlerova. Mi veneración hacia ella.
"Los valientes no son los que no tienen miedo. Ésos son los temerarios, los que ignoran el riesgo y se ponen en peligro sin ser conscientes de las consecuencias. Alguien que no es consciente del peligro puede poner en riesgo a cualquiera que esté a su lado. Ése es el tipo de gente que no quiero en mi equipo." (pag.30)
1 comentario
Anónimo -
Otra de las cosas bonitas que me ha dado este libro...
Me alegro de que lo hayas disfrutado también.
:)