"LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO"
Novela breve escrita en 1956 por Alan Sillitoe (Nottingham 4-3-1928/ Londres, 25-4-2010) y llevada al cine por Tony Richardson en 1962. Los expertos dicen que se trata de un libro de ruptura generacional, cumbre de la literatura británica del siglo XX, que ejemplifica a la perfección el carácter del rebelde sin causa.
No soy una experta en nada. Pero creo que toda rebeldía procede de alguna parte, tiene una causa, un desencadenante, la rebeldía que te encadena a su miseria, como en el caso del protagonista, porque la otra, la rebeldía propia de la edad, o de las edades, la que palpita a cuarenta grados y se defiende a zarpazos cuando es necesario, resulta obligada, y vital.
Esta es una novela atemporal, puede suceder en cualquier momento y lugar, de hecho sucede, no se sujeta a cánones históricos ni cumple condiciones encasilladas, se escribió en la segunda mitad del siglo XX pero podría relatarse antes... o mañana.
Delincuencia juvenil, familias desestructuradas, barrios obreros y olvidados, enfermedades ignoradas a cuya curación no puede hacerse frente, los estigmas, los roles, los callejones sin salida, la inteligencia del que sobrevive al presente y cuenta su vida en segundos o cómo mucho en veranos...
Hay un reformatorio, una carrera, un chaval con aptitudes, está el poder que se sirve de la pobreza, está la ley y el castigo, la hipocresía permanente y tirana de lo que se considera justo, el honor, a pesar de todo, esa moneda con valor opuesto dependiendo de quien la guarda.
Es una novela inteligente y emocional, clara y difícil, tan permanente como el dolor y la injusticia de quien se ve abocado a huir hacia delante cuando no queda camino.
Siempre se puede tomar una decisión.
La libertad de elección es LIBERTAD con mayúsculas.
Una historia brillante que lo seguirá siendo, porque está viva.
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