"EL TREN DE LOS HUÉRFANOS"
Resulta que es una mañana cualquiera entre semana, para hacer tiempo te metes a una librería (qué casualidad, no entras a un comercio o a una cafetería... nada es casualidad), ojeas aquí y allá hasta toparte con unos ojos verdes bajo mechones pelirrojos, y en ese mismo instante lo sabes, la portada tiene voz, "esa" voz y no otra, que sumada a una sinopsis prometedora conseguirá su propósito, porque ya no puedes irte de allí sin comprar el libro.
En este caso el libro se titula: "El tren de los huérfanos", de Christina Baker Kline (Cambridge, 1964), una novela inspirada en hechos reales que se aproxima a los dos millones de lectores, y aún con todo me parece sublime, maravillosamente escrita, capaz de envolver, seducir y emocionar desde la primera página. Imposible no sucumbir, no dejarse llevar y leer con avidez una historia intergeneracional, apasionante, que saca lo mejor y lo peor, una y otra vez, sin que hayamos aprendido nada, de la raza humana.
"Para evitar ser enviada a un centro de menores, Molly Ayer, de diecisiete años, se ve oligada a ayudar a una mujer de noventa a ordenar su desván. Al principio la tarea le resulta algo fastidiosa, pero a medida que revisa con Vivian Daly sus recuerdos y posesiones, descubre que ella y la anciana no son tan diferentes"
"Te pega mucho" me dijo mi hijo al leer el resumen... y sí, tengo que reconocer que la empatía con la historia funcionó a velocidad de vértigo. Porque me gustan las historias de mujeres escritas por mujeres, porque creo que ninguna es tan diferente a otra como para no encontrar algo en común, porque de todo y de todas se aprende siempre... Cuando mujeres separadas por décadas de historia confluyen es porque hay algo invisible e inquebrantable que las une, por encima de los tópicos de la edad y del tiempo.
La parte real que utiliza la novelista se fundamenta en el hecho ocurrido en Estados Unidos entre 1854 y 1929, los trenes de huérfanos (más de doscientos mil) que circulaban por el Medio Oeste para recalar en familias mayoritariamente del medio rural, convirtiéndose estos menores, en el mejor de los casos, en mano de obra no remunerada. El testimonio directo de algunos de aquellos niños y niñas, hoy venerables ancianos, pone de manifiesto que la desigualdad existe desde el inicio del mundo, marcando injustas fronteras, identificándose como dueña de nuestro destino.
La resiliencia es posible, como lo demuestra la novela y posiblemente la película-documental que narra el periplo de aquellos trenes. No he querido verla aunque nada tenga que ver con la historia novelada de Christina Baker. Esta última está llena de imágenes, interesantes propuestas visuales que nos trasladan y sumergen en el argumento, posee una fuerza y una intensidad bien medidas, sumadas a un hilo conductor inteligente, trabajado al detalle.
Vivian y Molly son dos supervivientes, distintas a otras muchas porque ellas, desde un primer instante, supieron que iban a serlo. Estaban dispuestas. La vida que no esperaban se encargó de lo demás.
Aprendamos. Están tan cerca...
1 comentario
mibibliotecasevallenando -
¡Exacto! De nuevo el destino nos une...