"AZUL TURQUESA"
Agosto conserva el perfil de una promesa vacía.
Tiene la mirada azul turquesa, y hay colores que resumen el mundo.
Agosto se parece a todo lo que fuimos.
A lo que tuvimos.
No recuerda el pasado ni se asoma al futuro, presume de mala memoria con su presente alentador y largo, inequívoco y fácil.
Pero se termina, como todos los sueños imposibles.
Porque ni siquiera un nombre, un mes en el calendario, dura la vida entera, el ahora infinito.
Nos prometieron Agosto a pesar de todos los inviernos, y lo llenamos de atardeceres, de música, de girasoles y besos, en un desesperado intento de rozar la nobleza.
Luego ocurre que lo has gastado todo, bolsillos vacíos, ni siquiera la cruz de una moneda. Llueve sobre la palma de la mano cuando es difícil pronunciar septiembre, ayer, gris perla...
Ningún otro mes tiene el poder de Agosto para habitar el recuerdo, estático, permanente como una fotografía desde la que llegan rumores, pupilas y viejas voces, sobrevalorado pero indemne. Porque lo apostamos todo por él, jamás fuimos tan reales ni estuvimos tan vivos.
Es un tahúr, pero adoramos el encanto de los tramposos, su traje impecable, su elegancia al caminar y esa manera única de tomarnos por la cintura, sin mañana, sin despertar y sin conciencia.
Lástima que estemos hechos de piel, de huesos que se rompen y de melancolía, temporales con tendencia a la desilusión.
Él siempre vuelve con energías renovadas, hay cosas en la vida que nunca cambian, Agosto es joven y sabe con quién debe jugar sus cartas.
Mientras tanto, transitamos de puntillas sobre sus cenizas apagadas.
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