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MARTES DE CENIZA

"Qué hacer con estos pedazos"

"Qué hacer con estos pedazos"

Hay novelas que son una declaración de intenciones.

Que sin tener una trama vertiginosa, intrépida, turbulenta o excesiva nos ponen, con la delicadeza de los pájaros que alzan el vuelo por primera vez, el corazón en la palma de la mano.

Hay novelas valientes, porque nos devuelven una imagen de la sociedad y sus habitantes que no siempre estamos dispuestos a reconocer.  Ciertos personajes no nos interesan: las mujeres mayores de cincuenta años conformes con la jaula de barrotes dorados en los que se ha convertido su vida, por ejemplo. Que además tienen éxito profesional y se les presupone cierta inteligencia emocional cómo para salir del dique seco cuando quieran.

Una novela nos presenta un mapa de realidad sobre la mesa, no es un tribunal, no equivale a un juicio, aunque leer siempre suponga tomar posiciones. Y decisiones.

Piedad Bonnet (Colombia, 1951), poeta, novelista, dramaturga, capaz de volcar en "Lo que no tiene nombre" (2013) toda su trágica intimidad tras el fallecimiento de su hijo (incluido en 2016 por Babelia entre los cien mejores libros de los últimos veinticinco años) arriesga dando voz a un entramado de seres invisibles, acomodados en una zona de confort dañina, controvertida y yerma.

Arriesga porque su opción es ésta y no otra, porque parece que no cuenta nada, que no nos descubre nada, que apenas se mueve.  Pero Emilia, su protagonista principal, adolece de una sinceridad casi brutal consigo misma. Una hija y nieta que viven lejos y con las que apenas tiene relación, un marido que elige por ella hasta la remodelación de la cocina, un padre anciano al que le resulta difícil querer porque la memoria está hecha de sucesos que nos noquearon y que el resto olvidó con facilidad... envejecer, irremediablemente, hacia lo abrupto que resulta asumir lo que ya no podremos cambiar. Porque se hizo tarde.

El positivismo grandilocuente no tiene en cuenta los plazos.

Profunda, concisa, cuestionando lazos familiares, la lealtad, la sangre, la amistad, los viajes que repetimos buscando lo que sabemos no vamos a encontrar, la verdad sin pronunciar asomada en todos los labios y reflejada en las pupilas, la verdad de las cosas que no tienen otro sentido, otro final, que no son poliédricas. La verdad.

El ritmo narrativo adquiere una precisión exacta, escogiendo las palabras despacio, buscando que encajen sin artificio. Las descripciones, categóricas, medidas, redondas, dibujan a una mujer con la que no resulta dificil empatizar, a la que todas conocemos, TODAS, con otro nombre, en otra parte o dentro de nosotras mismas.

A veces, la valentía para romper con lo que no compensa, no consiste en buscar otro lugar, cambiar los libros de sitio, cortarse el pelo... puede ser algo mucho más intrínseco, una transformación interior insospechada. Quizás nadie la perciba. Pero ya no seremos las mismas.

"Qué hacer con estos pedazos" (Alfaguara, 2022), es un ejercicio de reflexión, una trama de calidad, un inevitable escaparate de nuestras propias miserias.

1 comentario

Juan María Casado Domingo -

Querida Puri:

Nunca me han gustado los diminutivos y creo que Puri no te hace justicia, pero bueno, esa es otra estupidez de las mías.

Acabo de leer tu relato «Las hijas de Irene» con el que ganaste el premio del X Certamen Literario Emilio Murcia. Me he quedado sin palabras. Hacía tiempo que no leía algo tan bueno. ¿Has llegado a escribir alguna novela o has preferido desenvolverte con el cuento?
La referencia de tu relato me llegó a través de nuestro común amigo Ramón de Aguilar, que me ha hablado muy bien de ti. La verdad es que se lo agradezco porque ha sido una grata sorpresa encontrarte.
Aún no he leído tu blog, porque Ramón me acaba de pasar tu enlace, pero no dudes que lo iré disfrutando poco a poco.
Solo quería que supieras que tienes un nuevo admirador y, si quieres, amigo.
Esta es mi web, por si quieres conocerme:

www.juancasadoliterario.com

Me encantaría poder compartir confianzas contigo. El email lo pides para eso, ¿no?

Un cordial abrazo.

Juan María Casado