"SANGRE EN LAS VENAS"
La Condesa de Bureta era una auténtica condesa, de los pies a la cabeza.
No tenía tiempo de salir en el "Hola", porque estuvo muy ocupada organizando con sus propios medios la defensa de Zaragoza durante Los Sitios, creando barricadas, distribuyendo armas y formando junto a otras vecinas, desalojadas de sus casas por los bombardeos, un "batallón de amazonas" que se encargaba de curar heridos, abastecer a las tropas y apagar incendios.
De uno de los balcones de su casa colgó un muñeco de trapo que emulaba a Napoleón.
Se llamaba Mª Consolación de Azlor y Villacencio, se casó a los 16 años con el Conde de Bureta, de quien heredó el título al enviudar a los veintisiete años. Tenía dos hijos y tuvo un tercero con su segundo esposo, Pedro María Ric, también gran activista en la lucha contra los franceses.
Prima del General Palafox, era tan estrecha la relación que mantenía con él que lo nombró, junto a su esposo, albacea testamentario y tutor de sus hijos, sabiéndose delicada de salud por enfermedad contraída durante la guerra.
Tras la rendición de la ciudad pudo exiliarse junto a su familia, pasó por varios destinos, Cádiz el último antes de regresar a Zaragoza, donde falleció a los cuarenta y un años tras dar a luz a su hija Mª Pilar. Está enterrada en la Iglesia de San Felipe.
A 62 Km de Zaragoza, en la Comarca Campo de Borja, se encuentra la localidad de Bureta, donde recientemente se ha rehabilitado la Casa-Palacio de los Condes de Bureta, un complejo con hospedería, restaurante y museo.
No seré yo quien diga que nos hacen falta Condesas, pero mujeres de este calibre sí, todas son pocas, porque da igual el siglo al que hayas pertencido o pertenezcas, y la condición, mientras tengas sangre en las venas y un objetivo de lucha colectiva.
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