ALIMENTA TUS NEURONAS
Cuando era muy pequeño Daniel cogía los cuentos del revés y hacía como que los leía. Le gustaba mucho uno de animales, buhos concretamente, que se escondían detrás de ventanitas de cartón.
Quise que manipulara cuentos igual que manipulaba piezas de madera o encajables, que fuesen un objeto cotidiano al que acostumbrarse tanto como al beso de buenas noches.
Llegaron "El topo que quería saber quien se había hecho aquello en su cabeza" (Werner Holzwart, Altea, 1991) o "Un culete independiente" (Jose Luis Cortés, SM, 2003), cuentos de esos que llegas a memorizar y que hay que repetir a diario sin perder un ápice de intensidad.
Fueron apareciendo sobre la almohada o junto a la cena el lagarto y la lagarta con delantalitos blancos del poema de Lorca, los Versos Fritos de Gloria Fuertes, el Ratón de campo y Ratón de ciudad de la editorial Kalandraka con sus ilustraciones de materiales reciclados, y es cierto que durante unos minutos se generaba un clima especial, envolvente, en el que nunca hacía frio.
Ya no me pide que le lea en voz alta, pero ha llegado a representar una pequeña obra de teatro sobre una de esas historias familiares a fuerza de repetidas, "Te Quiero, Valero" (Fernando Lalana, Delsan, 2006) y no se va a dormir sin un rato de lectura combinada, un libro y un cómic (aunque ha leído desde el TBO a SuperLópez se decanta sin duda por Mortadelo y Filemón). En su último año de escuela primaria es el responsable, junto a otros niños de su clase, de dinamizar la biblioteca para los más pequeños... cuando sale del colegio y los de infantil van de la mano de sus mamás o papás, o abuelas, señalan a Daniel: "Mira, ese chico se "disfazó" de "dagón" y nos contó cuentos..."
Me parece un acto de romanticismo apostar por la lectura en este siglo, en este año, en este momento. Con tantas atracciones alrededor y tan poco tiempo para perderlo decidiendo. Cuando a golpe de click los mundos se despliegan solos, y puedes jugar una partida virtual de tenis, o de bolos, con una chica de Asturias o dos gemelos de Londres... Creo, ojalá me equivoque, que la lectura se ha convertido en el pariente pobre de cualquier regalo con éxito.
No puedo decir que Daniel sea un gran lector, sí que digo, porque lo miro a hurtadillas, que hay momentos en los que prefiere leer. Y no sé si es bastante, pero me parece una apuesta interesante que debe compensarle, porque si no no se pondría a ello.
Desde luego no le apasiona la literatura tanto como el deporte, pero a veces te habla de la trama que está leyendo con la pasión de una final copera.
Y lo más importante a mi parecer, de momento sabe lo que no quiere leer, lo que no le gusta. Precisamente las sagas de los más vendidos, los de miedo, terror o leyendas de minotauros, dragones y mazmorras. Es más de andar por casa y reirse con los Gregs, los Manolito Gafotas, los antihéroes, los Marcos Mostaza de Daniel Nesquens, a los que pueden ocurrirle las mismas cosas que a él.
Detrás de la puerta de su habitación tiene colgado un poster que nos dieron en la bilbioteca del barrio. "Leer es comer: comas lo que comas, alimenta tus neuronas".
No quiero un hijo perfecto. Quiero el que tengo porque ha rebasado desde siempre todas mis expectativas.
Sí quería un niño al que le gustase leer, creo que esa afición le ayudará a caminar por la vida y a guardar palabras en los bolsillos, en los párpados y en la memoria, como quien guarda flores secas y recuerdos.
Y lee, cuando se acaba el dia y la noche parece una promesa tranquila.
Adelante con todas las historias que te esperan.
A diferencia de otras cosas, la lectura nunca dejará de conquistarte.
2 comentarios
Patricia -
cadenadeochos.blogspot.com -
Suelen decir que lo que ven los niños en los padres lo imitan, aunque personalemente creo que no se cumple en todos los casos esta claro que lo tuyo ha calado, de momento tal vez no tan hondo como quisieramos, pero deja que pase el tiempo y ya veremos...
Y de nuevo frases para enmarcar: "la lectura se ha convertido en el pariente pobre de cualquier regalo con éxito".
"Y lee, cuando se acaba el dia y la noche parece una promesa tranquila".
"A diferencia de otras cosas, la lectura nunca dejará de conquistarte".
Bravo! Bravisimo! por ti y por tu hijo, mis lectores incansables!.