"A VECES LA BOCA NO TIENE DUEÑO"
Se pierde la memoria de los olores,
la geografía concreta de un espacio,
el hueco de un abrazo…
El olvido es tan necesario para continuar
como el recuerdo.
Ajeno a nuestra voluntad
emborrona despacio los números,
hasta provocarnos la duda
sobre su existencia.
¿Fuimos nosotros?
Los que nos miramos a los ojos
guardando en bolsillos enajenados
todo el tiempo del mundo,
los que dijimos
Siempre,
Nunca,
Suerte,
Destino,
Adiós…
A veces la boca no tiene dueño,
persigue estela de forajida.
Se aprende demasiado tarde
que nada es tan importante como parece,
nada es tan eterno
ni tan sólido.
Todo se aprende demasiado tarde.
Y mientras,
el simulacro de vida
no nos cubre los pies fríos
de miedo,
el cuerpo menudo que abre la puerta
de una casa vacía,
sin promesas,
ni segundas oportunidades,
no nos protege de nosotros mismos.
Otros recuerdos
se abren paso a empujones,
sobrevivir en la memoria
no ha de ser tarea fácil,
al final
lo más invisible,
lo insospechado,
crece de la nada
con la omnipresencia
de los finales tristes.
0 comentarios