TIEMPO DE DESCUENTO
Hace tiempo que cruzamos la barrera de lo imposible.
El tiempo descontado.
Tiempo de descuento.
Ya tus hijos,
como cantaba Raimon,
no serán jamás los míos,
la tierra seca de nuestros planes
vuela
al país de otras generaciones
que creerán
en promesas de humo,
porque así son los sueños,
vanidosos y frágiles,
empecinadamente jóvenes.
Hace tiempo que no tenemos tiempo
para la melancolía,
pero qué quieres,
una se resiste a desaprender
cuando la rebeldía
es también el tiempo que nos queda.
Probablemente no volvamos a vernos,
lo cotidiano mastica compulsivamente
las horas,
te obliga a mirar hacia delante,
te mareas si vas de espaldas…
Viajaremos como lo hemos hecho siempre,
en vagones diferentes,
tú sin añoranza ni remordimiento,
yo escuchando el mar
dentro de una caracola
y maldiciendo la lluvia,
que siempre me pilla sin paraguas.
Más que coincidir
es difícil reconocerse,
guardamos imágenes distorsionadas
que no soportan el imperdonable paso de los años,
porque estuvimos ahí,
porque fuimos nosotros…
O quizás no.
Sólo un espejismo,
una posibilidad remota,
un pasado que vuelve sin fuerza
con el único obejtivo
de perecer.
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