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MARTES DE CENIZA

AYER NO MÁS

AYER NO MÁS

"Hemos convertido los libros de Historia en una ficción y ahora hemos de recurrir a la ficción para contar la historia" Esta es una de las muchas frases que resumen la novela de Andrés Trapiello (Manzaneda de Torio, León, 1956), elegida por los lectores de El País como mejor novela del año 2012.

No es una historia más sobre la memoria de la Guerra Civil. La cuestión en sí no es la guerra, ni la posguerra, ni los tópicos, ni lo que nos han contado. Es la memoria, un traje a la medida de vencedores y vencidos, de esas dos Españas sempiternas y permanentes que quizá se borren con los años y las generaciones sin memoria heredada.

No es un libro de Historia, aunque la voz narrativa sea la de un profesor de historia, pero brinda la posibilidad de parecerlo, y situarse así, de un modo menos académico, en lo que son, sobre todo en ciudades de provincia, las heridas sin cicatrizar, los muertos por enterrar y las verdades a medias.

"Un niño presencia el asesinato a sangre fría de su padre en los primeros días de la guerra.  Setenta años después reconoce de forma fortuita en una calle de León a uno de los que participó en aquel desmán, un empresario conocido que se niega a confesar dónde lo enterraron. Testigo del encuentro es el hijo de este, José Pestaña, profesor universitario y miembro de una agrupación de memoria histórica".

Esta es la sinopsis, la excusa con la que el autor inicia el recorrido de lo que, imagino, habrá sido, durante un tiempo, su asignatura pendiente. Porque huele a contar por fin, con el cuidado y la pulcritud necesarias, lo que quería contar exactamente desde ese páramo, dónde no hay juez, ni Dios, ni testigos que estén en posesión de toda la verdad y nada más que la verdad.

La gente no quiere saber la verdad.

La gente lo que desea es justicia, pero este término tampoco tiene una definición única, exacta y concreta.

Las cosas no son lo que parecen ni lo que fueron, y el tiempo sigue echando tierra, más tierra y más olvido sobre los cuerpos enterrados.

Trapiello no deja títere con cabeza y trata bien a todo el mundo, quiero decir que enfila a los personajes frente al espejo, sin tomar partido, sin inclinar la balanza, a pesar de que el protagonista acabe perdiendo familia y crédito profesional por escribir una novela pendiente sobre la Guerra Civil en la que aparecen personajes tan próximos como su padre, una novela con pretensiones de paz que rompe el silencio de años y mueve las cosas de sitio. Eso no se lo perdonan. Porque lo pasado pasado está y de nada sirve. O sí. Nada es sencillo.

Lo que está claro con "Ayer no más" es que hay que opinar, ofrece opciones, información, fotografías nítidas de un tiempo y un lugar... y hay que jugársela, barajar, tratar de entender sobre todo que hay colores neutros, que nada fue sólo cómo nos contaron.

Ya he dicho al principio que la historia novelada con tintes autobiográficos ante la que nos encontramos, no es una narración más sobre la Guerra y sus consecuencias, guarda otra expectativa.

Contiene futuro.

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