"SE PROHÍBE MANTENER AFECTOS DESMEDIDOS EN LA PUERTA DE LA PENSIÓN"
Tiendo a olvidar la importancia del buen humor, esa capacidad innata en muchas personas, que aligera su equipaje y facilita el camino.
Esta novela de Mamen Sánchez (Madrid, 1971) es un ejercicio amable, positivo, esperanzador, solidario... rezuma humor, encanto, gusto estético, pero sobre todo es una comedia entrañable, su lectura me hacía evocar las obras teatrales televisadas, aquella época dorada de Estudio 1 en TVE. Porque el detalle es perfecto, la atmósfera que crea, el escenario sobre el que los personajes van apareciendo, como si nada, para acabar siendo parte de un todo imprescindible.
Cecilia Dueñas trata de salir de un mal divorcio apoyándose en el proyecto de reconstrucción de una vieja casa familiar en la que transcurrieron, junto a sus abuelos, sus años de juventud. Idea una pensión a orillas del Manzanares, un lugar especial, coqueto, con cancela, buhardilla y biblioteca, donde las normas (cómo la que da título a la novela) sean un decálogo de buenas costumbres y respeto convivencial.
Ya sabéis que las normas están para saltárselas.
Poco a poco un grupo de mujeres solas dejarán de estarlo, la red de la solidaridad y la resiliencia comenzará a tejerse, simple y llanamente, sin lecciones de humanidad ni argumentos trillados, la naturalidad y la sencillez son la clave de una historia luminosa, cálida, sorprendente.
Desde ese humor impecable y medido se abordan temas peliagudos, difíciles, (inmigración, embarazos no deseados, prejuicios, herencias genéticas impensables...) pero que ajustan perfectamente en el entramado y lo enriquecen. Una creciente bola de nieve que no arrasa cuesta abajo, sino que se mantiene hasta el deshielo.
Terminar con la lectura de "Se prohibe mantener..." da un poco de pena, es difícil encontrar novelas-consuelo, divertidas, que te reconcilien con la parte amable de la vida. Una sabe que debe volver a pisar la calle recién regada, esa que todos los días te recibe dándoselas de nueva e inocente.
Aplauso para Mamen Sánchez (cuando me sumerjo en una de sus historias también logro olvidar que es subdirectora de la revista "Hola" y que cursó estudios de literatura en La Sorbona -adjunto rechinar de dientes envidiosos-), que se supera en esa práctica que se le da tan bien, imaginar, imaginar sobre lo imaginado, mimbres y más mimbres para historias chiquititas que acaban comiéndose el mundo.
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