"LA AMIGA ESTUPENDA"
Uno de los muchos versos impecables de mi admirado García Montero dice así: "Es verdad tu presencia, entre otras cosas..."
Pues es verdad, sí, la presencia, la escritura, la prosa lírica y social de Elena Ferrante, a pesar de los misterios, que no son pocos (se desconoce a qué sexo pertenece, qué rostro posee o qué declaraciones la identifican). Esto manifestó en una entrevista otorgada vía e-mail: No me arrepiento de mi anonimato. Descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura, no es ni más ni menos que un buen modo de leer.
Las últimas investigaciones apuntan a una mujer de unos 60 años, napolitana, madre separada, capaz de describir la realidad cultural y social de la italia de barrio como nadie, dueña de una tetralogía que provoca efectos adictivos en medio mundo (hasta en Juan Marsé) y que comienza con la historia de dos niñas que crecen juntas en un suburbio napolitano. Años 50. El primer eslabón es "La amiga estupenda", cerrándose con la reciente publicación de "La niña perdida".
Quise probar, me atrajo la tentación, el misterio y sobre todo la temática. Raíces, barrio, familia, adolescencia, ancestros, vecindario, escaleras, colegio, pandillas, amistad, miedo, intereses, rencillas, venganzas... contado por una narradora, Elena Greco, implicada hasta el cuello.
Una novela muy italiana, con tópicos que no lo parecen y quizás ni siquiera lo sean.
Aunque en realidad podría responder a cualquier contexto geográfico, a cualquier periferia gris en la que adaptarse con urgencia es sinónimo de sobrevivir. Las emociones son las mismas en todas partes.
Elena y Lila son amigas (y quizás no lea el resto de la tetralogía por no toparme con que dejan de serlo), dos niñas absolutamente distintas, dos miradas, dos posiciones condicionadas que tratarán de crecer en libertad dentro de gruesos barrotes. Nos presentan la realidad que les toca vivir, unos años 50 manchados de miseria y dificultades, escabrosos, violentos, a los que ellas dotan de expectativas, porque estar vivas es considerar que las cosas pueden cambiar.
No nos enfrentamos a la lectura de un drama. Es una historia en construcción, una vida que se asoma a otras y mira de dónde parte y hacia dónde va. Una descripción tan perfecta de cada uno de los personajes (y son muchos) que pone los pelos de punta y nos conecta con una parte privada, nuestra, que se entrecruza con el resto de caracteres. Podríamos ser uno de los personajes de Ferrante o ellos y ellas están, estuvieron, estarán... dentro de nosotros.
Esa es la magia, no solo el ritmo narrativo intenso, febril, directo, no solo una buena historia, la incondicionalidad, los compromisos, sino que nuestro entorno se mimetiza con el entorno de la historia, puede ser tu barrio, tu alma, la puerta de al lado, aquello por lo que pierdes el sueño... tan cerca, tan absolutamente cerca.
Brenda Otero escribía meses atrás en El País sobre esta autora:Todo el que ha leído las novelas de Nápoles de Elena Ferrante tiene algo que contar.
Será por eso tanto clamor popular, quedarse con el rumor de las sensaciones que provoca una lectura es atesorar experiencia y querer seguir leyendo.
Mi más sincera admiración, Elena Ferrante, sea usted quien sea.
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