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MARTES DE CENIZA

"PROMÉTEME QUE SERÁS DELFÍN"

"PROMÉTEME QUE SERÁS DELFÍN"

Las críticas de la dos novelas anteriores de Amelia Noguera publicadas en Amazon son bastante buenas, ambas están entre los libros más vendidos y me barrunto que su prosa directa al centro de la diana, su vocabulario sencillo y el tratamiento de unos temas de rabiosa actualidad sirven de ayuda a un diagnóstico de éxito.

Cuando comencé "Prométeme que serás delfín" me pareció tan básico, tan sencillo, que me temí lo peor de lo previsible. Error. Afortunadamente hubo algo que me animó a continuar, posiblemente que nada es tan sencillo cómo parece, y la fuerza, sí, la fuerza también, agazapada entre las líneas de la historia, queriendo impulsarla, un empeño casi táctil.

Como el acoso escolar está desgraciadamente de moda pensé (no sé por qué a mí me da por pensar y no me limito a tragarme la narración y luego ya veremos, ya haremos la digestión...) en una suma de números enteros, una madre amantísima que apuesta por su hija, una niña con déficit de atención (otro clásico actual), cómo sólo se apuesta por los hijos, casi respirando su oxígeno, lo que le supone ruptura de pareja y tener que defender que su hija es especial a cada momento del día y de la noche, no tonta, ni enferma, ni inquieta, ni perturbada... especial, con capacidades diferentes que la convertirán, a Sofía, en el epicentro de la novela, junto a sus incondicionales amigas de primaria. Pues eso, tenemos los ingredientes de acoso, infancia, sistema escolar caduco que evita el conflicto, profesores amargados, familias, crisis... Si toda nuestra energía la necesita para sobrevivir una sola persona... ¿en qué nos convertimos?, pero volvamos a la materia. La materia es que en ese Colegio público desmantelado de recursos ocurre un asesinato, en la fiesta de fin de curso se cargan a una profesora que nunca debería haberlo sido, un ser abominable... y claro, casi todo el mundo tiene motivos para hacerlo.

El pasado y el presente caminan de la mano constantemente en el relato y esto sí lo dificulta un poco, llegar a situarse bien en el antes, cuando las niñas eran pequeñas, o en el ahora, cuando ya todo es irreversible, tal vez cómo lo fue siempre, pero entonces no necesitaban saberlo.

Toca la solidaridad, el respeto por la diferencia, y la profecía autocumplida, ya sabéis, aquello de repetirle a alguien constantemente lo malo, lo torpe, lo inútil que es, hasta que el condicionado lo logra. También existe el mismo efecto con un refuerzo positivo, afortunadamente. Sacude los mimbres de esta sociedad actual, resistente al cambio y pusilánime, con una historia cotidiana nos demuestra cómo actúan el poder y el miedo a pequeña escala.

Hay más asesinatos y no es una novela negra, sino profundamente social.

La incondicionalidad infantil no debería perderse jamás, a veces es el único lugar estable.

La riqueza literaria de esta historia no será debate de expertos ni pasará por la Real Academia de la Lengua. Demasiado rápida. Demasiado viva, fuerte, real  para andarse con florituras prosaicas.

Me gustaría saber cuanto de realidad conlleva, porque esa fuerza de la que hablaba al principio no es casual ni ficticia, produce la sensación de escritura terapeútica, para extraditar fantasmas y cerrar puertas. O quizás yo simplemente quiera creer que parte de un asunto pendiente de la autora.

En cualquier caso "Prométeme que serás delfín" (y no un borrego más, un ser inerte) es una lectura contemporánea, intensa, arriesgada, y nada mediocre.

Caballo ganador.

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