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MARTES DE CENIZA

"PALABRAS MAYORES"

"PALABRAS MAYORES"

La Editorial Pepitas de Calabaza  https: //www.pepitas.net/  (que dice tener "menos proyección que un CineExin") se atreve con lo que no se atreve nadie, es alternativa, innova, arriesga, sabe que no es de público de masas pero sí de incondicionales, de curiosos, de todos esos ávidos lectores que apuestan por el calor de las historias desapercibidas y las ediciones cuidadas con un mimo que se respira.

No venderá excesivamente ni lo pretende, pero las enfermas literarias revisamos frecuentemente su catálogo, dónde podemos encontrar desde un recorrido por la memoria de los bares y tascas de este país, pasando por la biografía de Chummy Chúmez, los testimonios de las bomberas forestales (que las hay) o una novela sombre mujeres exhaustas que pone de manifiesto que la desigualdad y el clasismo son atemporales.

No sé si quiere decir que un buen día, como el que no quiere la cosa, apostaron por el Rock and Roll y si no ganaron continúan en el empeño de mantener su identidad, pero resulta un proyecto atractivo, comprometido, coherente y fiel.

Casi nada para lo que somos.

Resulta que yo tenía un libro, de esos que consumes hasta acariciar las portadas y bebértelo poco a poco, que no sabía que pertenecía a esta Editorial: "Los Últimos. Voces de la Laponia Española", de Paco Cerdá. Una declaración de intenciones sobre la despoblación, los intereses generados alrededor y el abandono que mimetizado con el olvido producen un exterminio lento, pero seguro. Ese libro abrió las puertas de mi interés por la despoblación y todos su factores, principalmente el humano, por escuchar las voces de los protagonistas, la historia de los pueblos, sus usos y costumbres, la solidaridad de sus habitantes... todo aquello que los convirtió en comunidad y que no debe traducirse en un puñado de maleza o escombros.

Después llegaron otros de la misma temática, interesada por ese pulso que la deshumanización de las ciudades y su avidez le echa constantemente al medio rural, mirándolo desde una atalaya ridícula y hasta soez, como si pudiéramos existir sin memoria.

Y navegando, barquito de papel en el amplio océano de internet, topé, era mi día de suerte, con "Palabras Mayores", de Emilio Gancedo y la Editorial Pepitas de Calabaza.

En la portada una falda, sobre ella un delantal, y sobre el delantal unas manos curtidas cosiendo una pelota de frontón. En blanco y negro.

Y es que los sentidos se ponen alerta, se dispara el termómetro de esa fiebre literaria y del instinto lector y reconoces el acierto.

"Palabras Mayores" es un recorrido por todos los puntos cardinales de nuestro país, para encontrar la memoria oral de quienes nacieron antes o inmediatamente después de la guerra civil que nos cambio a todos. Cómo vivían, qué necesitaban, con quién se relacionaban, como empezaron a asumir el turismo, las tecnologías, la educación de los nietos, el desapego del campo por parte de sus hijos e hijas... Es alma viva. Y pureza. Es una constante pluralidad de emociones. Se escucha hasta el mar.

Y mantiene un marcado carácter pedagógico al que resulta imposible resistirse.

Somos de una insolencia bárbara cuando creemos  que no necesitamos ponernos en la piel de un nonagenario, minero asturiano que nunca quiso abandonar su poblado, pero que conoce la actualidad a través de una radio y de los excursionistas, o en la de una matriarca que comenzó de cero una y mil veces, aprovechando lo poco que pudo ir a la escuela para comprender que la lectura es sinónimo de libertad.

Y así tantas personas con las que Gancedo ha practicado la escucha activa sin juzgar, haciendo muchos kilómetros y muchas reflexiones para plasmarlas en un libro que da gozo tener, ver y sentir.

Que no te engañen los oropeles del marketing de las grandes publicaciones.

"Palabras Mayores" es oro molido.

Somos nosotros.

Y cómo la vida nos convierte en seres más o menos equilibrados que sólo tratan de vivir en paz.

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